¿Estás buscando renovar tu coche pero supone una gran inversión? El mercado de segunda mano es la clave. Sin embargo, comprar un vehículo de ocasión siempre tiene sus riesgos y tenemos que tomar una serie de precauciones y consejos. Lo fundamental es no precipitarte e intentar informarte, comparar y elegir bien lo que quieres. Hoy hemos preparado una lista de consejos para ayudarte en tu búsqueda de coche y que no te tomen el pelo.
El mercado en España hace tiempo que tiende al europeo y en estos momentos se venden dos coches usados por cada uno nuevo. Las diferentes crisis han provocado que los compradores se vuelquen en el mercado de los coches de segunda mano.
Comprar un coche de segunda mano tiene sus ventajas y desventajas, y entre estas últimas destaca el desconocimiento general del trato que ha recibido el vehículo por parte de sus anteriores propietarios. Como además los coches demandados son cada vez más viejos, descubrirlo resulta más difícil si cabe, ya que es más sencillo para el vendedor camuflar posibles fallos. Sin embargo, prestando un poco de atención a algunos detalles, para comprobar que todos los componentes están en correctas condiciones, puede hacerse una buena compra.
¿Haces muchos kilómetros por carretera? ¿Necesitas llevar a tus hijos y transportar muchas cosas? ¿Tienes que atravesar el campo? ¿Te preocupa el consumo? Lo primero que tienes que pensar es qué tipo de vehículo necesitas. Prefieres un compacto, un utilitario, una berlina…
Una vez escogido esto, ya puedes centrarte en las marcas o modelos. ¿Te gustan los coches potentes? ¿Valoras los elementos de seguridad? ¿Buscas un coche grande y confortable? Estas son algunas de las cosas que debes preguntarte antes de decantarte por uno u otro modelo.
Haz una investigación. Empieza a leer acerca de los coches que más se ajustan a sus criterios. Cuanta más información obtengas, más difícil será que te intenten estafar.
Los talleres o redes de distribución de las marcas siempre ofrecen mayores garantías de compra ante un vehículo con problemas o con algún vicio oculto. Reclamar a un particular, siempre que haya un contrato de por medio, es más difícil, caro y complicado.
Descarta la compra si se enciende algún testigo o no funcionan todos los mandos: aire acondicionado, luces, intermitentes, calefacción, etc. Si hay plásticos sueltos o notas un olor extraño, más allá del típico a tabaco, no es buena señal. Y si huele a gasolina, menos aún.
Los fallos mecánicos son más difíciles de detectar a simple vista. Por suerte, ahora hay seguros que cubren fallos mecánicos en coches de segunda mano (y que sirven de garantía en compra/venta de particulares).
Hoy en día es complicado que se falsifiquen los kilómetros de un coche, ya que desde hace unos años, al pasar la ITV se apunta el número de kilómetros que tiene el coche en el momento de la inspección. También hay coches verificados por empresas independientes (que evalúan km y estado mecánico), con los que no tendremos ese problema.
De todos modos, las agujas del motor dan pistas. Si cuando el coche está parado no marca 0 revoluciones por minuto o 0 km/h, es posible que las agujas hayan sido sacadas de su posición original (ocurre también con otros indicadores, como la aguja de la temperatura, la presión del aceite o el indicador del nivel de combustible).
Otros elementos como un volante o un asiento del conductor muy gastados (y los mandos que más se usan, como los de ventanillas, radio y aire acondicionado) pueden hacernos sospechar en un coche con pocos kilómetros. Aquí entra en juego la calidad de los materiales empleados, diferentes en cada marca y modelo, pero ante la duda siempre puedes comprobar en qué estado se conservan los del mismo modelo de una antigüedad similar.
En este punto, una gestión interesante es pedir un informe extendido del vehículo a la DGT. Por muy poca cantidad de dinero (8 euros) puedes comprobar si el coche tiene algún embargo (el nuevo dueño sería el responsable de levantarlo), si ha sido importado y el número de dueños anteriores (que puede que no coincida con los datos que revela el vendedor).
Los trámites y documentación para transferir un coche son realmente sencillos. Tan sólo es necesario un contrato de compra/venta, el permiso de circulación, la tarjeta de la ITV y el recibo del último impuesto de matriculación, además de los DNI de comprador y vendedor. Puede realizarse a través de una gestoría o uno mismo en la dirección provincial de la DGT tras pagar una tasa en Hacienda.
Aquí es realmente importante comprobar que tanto matrícula como el número de bastidor coinciden con los que figuran en la documentación. De no ser así, lo más probable es que se trate de un coche robado.
Es habitual encontrar anuncios falsos que se encuentran en el extranjero a un precio muy bajo. Los timadores, que están detrás de estos anuncios, querrán que transfieras una cantidad de dinero en concepto de reserva. Si el coche está en el extranjero, no te intereses por el.
No dudes en preguntar al vendedor sobre todo lo que se refiera al vehículo en cuestión. Cuantos dueños ha tenido, cómo lo han usado, su historial mecánico, si ha tenido accidentes, cuanto consume, motivos de la venta, etc. Cualquier información que obtengamos nos puede servir para tomar una decisión en un sentido u otro o para intentar negociar el precio.
Aunque la revisión del coche es muy importante, al final, solo conduciéndolo es cuando nos vamos a dar cuenta cómo funciona y cómo está realmente ese vehículo. Circula por un recorrido que incluya ciudad y carretera (al igual que cuando pruebas un coche nuevo), para que puedas verificar el estado del motor, de las marchas, los frenos, los amortiguadores, etc. Busca sonidos extraños y no dejes que el vendedor ponga la radio o abra las ventanillas durante la prueba. No olvides meter la marcha atrás, para tratar de probar el vehículo en el mayor número de situaciones posibles.